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F. Ferrer i Guàrdia; escuela científica y racionalista

El contexto epistemológico de Francesc Ferrer i Guàrdia se encuentra muy vinculado a una tradición que empieza en Descartes, y llega -en cierta medida- a Noam Chosmky, con dos puntales base que podríamos llamar racionalidad y ciencia moderna.

El proyecto de educación racional y científica de Francesc Ferrer i Guàrdia -tal como nos consta y se nos muestra en su testimonio recogido en Escuela Moderna-, guarda mucha semejanza con ciertas ambiciones de los filósofos y científicos del siglo XVI (ciencia moderna y escuela moderna), así como también compartió -a cuenta de su desdicha- una “lucha” contra la tradición que arrastraba unos prejuicios dogmáticamente impuestos, provenientes de la Edad media. El modelo de verdad como certeza es un modelo emanado de la nueva ciencia, que Descartes tomará en sus investigaciones metafísicas y científicas; así concebida, verdad no es seguridad, sino un conocimiento avalado por una demostración racional o empírica. Esa concepción nos conduce a un modelo de verdad al modo cartesiano, como claridad y distinción.

También, tanto en Ferrer i Guàrdia como en Descartes, se halla implícita o al menos se perfila el aroma de la ambición de hallar un lenguaje común, que era el de la ciencia más exacta según Galileo, el cual pudiera proporcionar un instrumento sin tantas ambigüedades ni conceptos muy determinados por una ideología tradicional. Se trata de conseguir abarcar todo tipo de inferencia en equivalentes sintácticos.

En el caso de Descartes y Lutero (coetanios de Galileo), se concibe al ser humano como un ser capaz de enfrentarse al texto o al mundo sin necesidad de una tradición interpretativa; el hombre solo tiene una fuente de probar el conocimiento, y se halla en sí mismo (en Descartes, la razón, que es común a pesar de las accidentales distinciones por carencia, carencia de ingenio). Los científicos y filósofos del XVI también escribían para toda la humanidad, acercando o haciendo más accesible el conocimiento -convirtiéndolo en un asunto colectivo-, en la lengua vehicular más popular (Galileo en italiano, Descartes en francés, no en latín, y de un modo muy literario).

Todos ellos -protestantes, científicos como Galileo, filósofos como Descartes, etc.-, tuvieron en ello el rechazo y persecución por parte de la tradición escolástico-aristotélica -católica sobretodo-, basada en un modelo muy especulativo -con un lugar culminante en la teología, desarrollada en la Edad media sobretodo.

Así, F. Ferrer i Guàrdia pretende tomar la ciencia natural y la racionalidad como método de la nueva pedagogía; además quiere reforzar la aptitud propia del educando en lugar de imponerle unos dogmas como si se tratara de un casette a disposición para grbar en el contenidos; la actitud y las convicciones de Francesc le llevan a considerar al educando como un sujeto, como un sujeto de educación tal vez podríamos decir.

Hay que decir que, aún tomar el método de las ciencias naturales como guía pedagógica, y la racionalidad, se trata de guía positiva para encontrar la verdad, pero no es el único vesante humano por lo que respecta al desarrollo individual. Francesc toma también el vesante emocional, considerando que es lo que más contribuye en la formación del carácter, y es clave en la toma de decisiones; por eso, hemos de educar para que sentimientos acordes con valores progresistas, se complementen, haciendo que los alumnos amen estos valores y los interioricen con fuerza.

Del análisi de las circunstancias en que se encontraba socialmente, Francesc se plantea también el papel de la educación dentro de la sociedad. Considera claro que la educación puede ser un instrumento útil tanto para formar individuos capaces de emanciparse, que persigan la justicia como igualdad en el patrimonio humano, que no dependan como ahora de ninguna institución, que sean maduros; como para convertirlos en unos instrumentos al servicio de unas empresas que necesitan cada vez una mano de obra más eficientemente preparada para producir en una industria en desrrollo y con unps capitales invertidos. De manera que, viendo quien son los causantes -mayoritariamente- de la injusticia social (sobretodo los gobernantes burgueses, en una lucha acarnizada con el poder clerical), puede imaginarse fácilmente que su estos administran la educación, esta girará hacia un vector: la dominación, por medio de la violencia, para hacer instrumentos válidos al servicio de un mecanismo social.

Francesc concibe la tarea de la evolución progresiva de la educación, como una tarea colectiva; y en concordancia, lo veremos relacionado con intelectuales que investigan respecto a cómo debe ser ésta, con ojos -amenudo- puestos en el desarrollo natural de las cosas. Esta es la idea que concibe Francesc para la pedagogía: dar unas simientes extraidas de las ciencias naturales, a medida que las necesidades del niño lo pidan espontaniamente, de modo que conociendo cada vez más la naturaleza de los niños -con la fisiología y psicología, como bases científicas-, se pueda conocer cada vez más cómo hacer una labor de este tipo. Nunca imponer nada, siempre dejar que el desarrollo sea espontaneo; solo hacer de guía, plantar unas simientes, pero dejar que la maduración sea de acuerdo con las manifestaciones de solicitud de ayuda por parte del niño, en la búsqueda de unas personas que sean capaces de emanciparse de todo dogma y de toda injusticia.

Dos factores desvían de la buena aplicación pedagógica: la carencia de saber -que nos obliga a usar métodos reprobables-, y los intereses de quien ostenta poder, que mira más por el poder que para otras cosas.

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